Qué es la descarbonización y qué implica: un objetivo a cumplir

Atenuar el cambio climático y evitar sus consecuencias más catastróficas pasa por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Medidas para alcanzar la neutralidad de carbono y tecnologías CAUC, de captación, almacenamiento y uso de CO2, se alían para lograr el objetivo.

El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas fue concluyente: “El cambio climático ya afecta de múltiples maneras a todas las regiones de la Tierra. Todo aumento del calentamiento exacerbará los cambios que estamos experimentando”. Algunos de sus efectos, como el aumento de la temperatura y nivel del mar o el recrudecimiento de eventos naturales extremos, ya se están dejando notar.

“Para estabilizar el clima será necesario reducir de forma relevante, rápida y sostenida las emisiones de gases de efecto invernadero para, finalmente, lograr cero emisiones netas de dióxido de carbono (CO2), el principal causante del cambio climático”, tercia Oliverio Álvarez, socio responsable del Área de Regulación en Energía de la consultora Deloitte. “Este proceso de reducción paulatina de las emisiones, denominado descarbonización, afectará a múltiples aspectos de nuestra forma de vida”, añade.

“Existen tres grandes tipos de medidas para evitar que la atmósfera continúe carbonizándose”, explica José Angel Peña, subdirector de infraestructuras, servicios, personal y relaciones institucionales del Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A) de la Universidad Zaragoza (España). Son las relacionadas con la precombustión, es decir, las que evitan las emisiones antes de que se generen; las que tienen que ver con la poscombustión, donde entrarían las tecnologías CAUC, que permiten atrapar el dióxido de carbono según sale de la chimenea y darle un uso económico; y las tendentes a retirar el CO2 que ya se encuentra en la atmósfera.

Medidas precombustión

Europa es el gran referente mundial en cuanto a esfuerzos en descarbonización, subraya Álvarez. “El Pacto Verde Europeo pretende conseguir, mediante un proceso progresivo, que Europa sea el primer continente climáticamente neutro en 2050, sin dañar la economía y protegiendo a los sectores más vulnerables de la sociedad. Para conseguirlo, establece un primer Objetivo 55 para 2030: reducir las emisiones en, al menos, un 55% respecto de los niveles de 1990″, recuerda.

Para alcanzar esta meta intermedia, la UE “propone objetivos más ambiciosos para la producción de energía a partir de fuentes renovables, que deberá alcanzar un 40% en 2030, y para mejorar la eficiencia energética“, señala Álvarez. Para ello combina “medidas de carácter normativo y de carácter económico, que afectarán a los precios”, resume. Sin olvidarse de potenciar los sumideros naturales de carbono: bosques, suelos, humedales y turberas, océanos y masas de agua.

António Guterres, secretario general de la ONU, lanzaba un mensaje optimista en diciembre de 2020, cuando se cumplía el quinto aniversario del Acuerdo de París y quedaba un año para la Cumbre del Clima de Glasgow, la COP 26. “Para el próximo mes, los países que representan más del 65 % de los gases de efecto invernadero nocivos y más del 70 % de la economía mundial se habrán comprometido a alcanzar emisiones netas cero para mediados del siglo”. Guterres incluía en esa lista, junto a la UE, al Reino Unido, Japón, República de Corea y más de 110 países. También el gobierno de Estados Unidos entraba en este club, mientras que China se ha comprometido a alcanzar ese objetivo antes de 2060.

Medidas post-combustión

Peña puntualiza que el gran problema para capturar dióxido de carbono no es el compuesto en sí, producto de la combustión de un hidrocarburo, sino el hecho de que viene diluido con nitrógeno, “y separarlos resulta costosísimo”, reconoce. Aunque, según prosigue, hay tecnologías CAUC llamadas ‘chemical looping combustion’ que, simplificando mucho, aíslan el CO2 puro ya para almacenar. “Existen plantas de demostración, en Suecia, y una en Asturias (España), de muchos kilovatios, incluso de algún megavatio. Son la antesala de una escala industrial”, avanza el profesor.

Prácticamente todas las compañías energéticas del mundo han hecho, hacen o anuncian que harán pruebas piloto para testar la viabilidad económica de tecnologías CAUC. La Agencia Internacional de la Energía considera “virtualmente imposible” llegar a los objetivos climáticos de 2050 sin ellas. Lo que está por ver es cuándo les merecerá la pena a las empresas adoptarlas como negocio rentable.

Prácticamente todas las compañías energéticas del mundo han hecho, hacen o anuncian que harán pruebas piloto para testar la viabilidad económica de tecnologías CAUC. La Agencia Internacional de la Energía considera “virtualmente imposible” llegar a los objetivos climáticos de 2050 sin ellas. Lo que está por ver es cuándo les merecerá la pena a las empresas adoptarlas como negocio rentable.

Retirar el CO2 de la atmósfera”Quemar carbón o hidrocarburos sigue siendo más barato que utilizar este CO2 recuperado”, dice Peña, que defiende el CO2 como “una molécula prototipo de la economía circular, porque puede pasar de ser un problema a ser una solución, transformado en transportador de energía o en materia prima”. El resultado podrían ser combustibles, plásticos, producción de cosméticos, medicamentos, industria alimentaria. “Pero ahora mismo los costes económicos son caros en comparación con el gas, el petróleo o el carbón“, insiste.

El tercer gran conjunto de medidas para descarbonizar el planeta pasaría por una tecnología que retirara el CO2 que ya está en la atmósfera. “Por ahora es ciencia ficción. Tendríamos que, literalmente, coger pequeñas cantidades de aire –la concentración de CO2 en la atmósfera es de 420 partes por millón–, y pasarlo por un filtro”, expone Peña, simplificando al máximo el proceso. Más bien, al menos a corto o medio plazo, “habría que pensar en otro tipo de actuaciones, y en la posibilidad, natural, de incrementar la masa vegetal sobre la superficie del planeta”, obteniendo “más fijación de ese CO2 en forma de biomasa“, según concluye.

Fuente: BBVA Communications

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